Especies en la Península Ibérica.
- Mantis religiosa (Linnaeus, 1758)
- Ameles africana Bolivar, 1914
- Ameles assoi (Bolivar, 1873)
- Ameles decolor (Charpentier, 1825)
- Ameles picteti (Saussure, 1869)
- Ameles spallanzania (Rossi, 1792)
- Apteromantis aptera (Fuente, 1894)
- Geomantis larvoides Pantel, 1896
- Iris oratoria (Linnaeus, 1758)
- Pseudoyersinia paui (Bolivar, 1898)
- Rivetina baetica (Rambur, 1838)
- Sphodromantis viridis (Forskal, 1775)
- Perlamantis alliberti Guerin-Meneville, 1843
- Empusa pennata (Thunberg, 1815)
Un hecho que llama la atención de algunas personas poco familiarizadas con los insectos, es que las mantis parecen mirar siempre al observador (en las fotografias parecen mirar siempre a cámara). Obviamente, las mantis no pueden mirar a ninguna parte, ya que sus ojos compuestos, formados por cientos (¿o miles?) de omatidios carecen de cualquier tipo de movilidad. Tampoco tienen pupila, y la manchita oscura que algunos interpretan como tal no es mas que un efecto óptico consecuencia de la estructura del ojo compuesto. Si se situan dos observadores, uno delante y otro detrás de la mantis al mismo tiempo, ambos creerán que la mantis mira en su dirección. Da igual desde donde miremos o fotografiemos a la mantis, siempre, por definición, sus falsas pupilas apuntarán en nuestra dirección.
En realidad, la mantis ve en toda la superficie de sus ojos al mismo tiempo, cubriendo practicamente 360º a su alrededor, aunque necesita enfocar algo con ambos ojos, girando la cabeza, para poder calcular la distancia (¿ángulo de paralaje?). Otra cuestión es la interpretación que su cerebro haga de la información visual captada por sus ojos, que parece mostrar un interés prioritario por las cosas pequeñas que se mueven en su proximidad.
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